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miércoles, 10 de junio de 2015

Dieta para perros con sobrepeso u obesidad canina

UNA BUENA DIETA PARA PERROS CON SOBREPESO U OBESIDAD CANINA SE SUSTENTA EN CUATRO PILARES: CONTROL DEL PESO, DIETA, NO-PICOTEO Y EJERCICIO. CADA UNO TAN IMPORTANTE COMO EL RESTO Y ESENCIALES PARA QUE SEA EFICAZ.

Ante la obesidad canina, tendremos que establecer una serie de nuevos hábitos, alimenticios y de otras índoles, y eliminar aquellos que han llevado a nuestro perro a esta situación. Son varios los puntos a tener en cuenta y, si se quiere obtener la máxima eficacia de una dieta para perros, será necesario cumplir con todos y cada uno de ellos:
"...establecer un objetivo claro y bien definido..."
  • Control del peso y objetivos: lo primero es establecer un objetivo claro y bien definido, que no será otro que alcanzar un peso adecuado (un veterinario puede ayudarnos a establecer cuál es). Luego calcularemos cada uno de los pasos intermedios a dar. Lo recomendable es una pérdida de peso no mayor del 2% a la semana. Así pues, e incorporando una buena dosis de realidad, marcaremos el objetivo semanal en que pierda 1% de su peso, tantas semanas como sean necesarias para lograr el peso ideal propuesto. Por supuesto, tendremos que pesar semanal o diariamente (mejor) a nuestro perro, así sabremos si se van cumpliendo los resultados estimados y la dieta para perros está funcionando.
  • Dieta: existen dos métodos, uno incorrecto y otro que será el que tomaremos:
    • Reducir alimentación vigente: reducir la cantidad de alimento del que habitualmente come nuestra mascota es un error, pues con la reducción de calorías también estaremos provocando una insuficiencia de ciertos nutrientes. Los alimentos preparados suelen estar balanceados con niveles bastante estrechos, por ello reducir la cantidad llevará a un déficit nutricional. Además, su saciedad disminuirá, lo que incrementará su apetito y tomará más riesgos para conseguir comida, robando de donde no debe o suplicando todo el tiempo.
    • Cambiar a un alimento especializado: en el mercado cada vez existen más piensos "light” que reducen el contenido en grasas (normalmente, por debajo del 10%) y la sustituyen por hidratos de carbono o fibra. Muchos veterinarios recomiendan elegir el primer caso, ya que un exceso de fibra puede provocar muchos trastornos en el sistema digestivo y nutrición de nuestra mascota. Estos piensos están equilibrados, por lo que no corremos el riesgo de déficits nutricionales para reducir la ingesta de calorías y tampoco tendremos una disminución de la saciedad. No debemos confundir estos piensos con otros mucho más específicos y que se venden bajo prescripción veterinaria, que son ya alimentos para casos muy graves, especiales o para aquellos que puedan costearse tal tipo de alimentación (suelen ser muchísimo más caros que los piensos light comerciales, si bien más eficaces y con complementos alimenticios que apoyan el adelgazamiento).
  • Eliminar o sustituir el picoteo entre horas: todo lo que coma entre horas serán calorías extras a la dieta diaria del perro. No obstante, es comprensible que se les de algún picoteo, ya que muchas veces pasan hambre entre horas y nos cuesta negarles el capricho. Si queremos darle alguna golosina o premio tendrán que estar especialmente indicadas para dietas de reducción de peso para perros. En el mercado existen astas de ciervo, huesos de piel naturales, premios 100% carne, etc., cuyos porcentajes de proteínas son muy elevados y los de grasas muy bajos, aportando saciedad pero poca energía.
  • Hábitos de actividad: tendremos que dar más paseos, más largos y de mayor actividad, con juego y ejercicio físico. El incremento debe ser gradual, ya que los perros con sobrepeso u obesidad canina presentan problemas respiratorios, locomotores y cardíacos que dificultan la actividad física.
La obesidad canina es un problema, pero su solución está al alcance de cualquier propietario con la suficiente responsabilidad. Quizás la mayor dificultad es, una vez alcanzado el peso objetivo, mantenerlo. No obstante, si se tienen en cuenta estos cuatro pilares, la regulación del peso ideal será posible con un poco de persistencia. Por su bien, una buena dieta a tiempo puede alejarnos de las terribles consecuencias de la obesidad canina.

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martes, 9 de junio de 2015

Perros con sobrepeso, el peligro de la obesidad canina.

LOS PERROS CON SOBREPESO SON UN GRUPO DE RIESGO PARA SUFRIR OBESIDAD CANINA, ENFERMEDAD CRÓNICA QUE PRODUCE UNA DEGENERACIÓN TOTAL DE SU SALUD. CONOCER SUS CAUSAS, SABER IDENTIFICARLA Y CONCIENCIARNOS DE LAS PELIGROSAS CONSECUENCIAS, ES UN PRIMER PASO PARA ESTABLECER LOS HÁBITOS CORRECTOS PARA CONSEGUIR UNA MASCOTA SANA Y QUE DISFRUTE DE SU VIDA DIARIA.

Tabla de pesos y condición física canina.
La obesidad canina se define como una acumulación de energía en forma de grasa que produce un incremento del tejido adiposo y peso corporal óptimo (objetivamente se establece que sea un 20-25% superior). Actualmente, igual que ocurre con nosotros los humanos, parece existir una epidemia de obesidad canina. Se data que el porcentaje de perros con sobrepeso, en el mundo desarrollado, puede haber sobrepasado ya el 45-50%.

CAUSAS.
Básicamente se debe a la sobrealimentación: el perro toma más alimento del que necesita. No obstante, hay que tener en cuenta que el equilibrio energético no depende sólo de la ingesta, sino también de la cantidad de calorías consumidas, es decir, el ejercicio que realice. Por tanto, la sobrealimentación puede no deberse a un exceso de comida y asentarse en unos malos hábitos de sedentarismo, lo cual suele ser lo más habitual. Además, existen algunas predisposiciones y factores que influyen a nivel fisiológico. En resumidas cuentas, podríamos establecer cuatro grupos de causas de la obesidad canina:
  • Malos hábitos alimenticios: alimentación libre (ad libitum), administración de caprichos y golosinas entre las comidas, no regular la cantidad de comida cuando el cachorro llega a edad adulta, ofrecerle todo lo que no nos comamos de nuestro plato, etc.
  • Ambientales y psicológicas: la falta de espacio, paseos cortos e infrecuentes, ausencia de estimulación, de interacción, de juego, etc., llevan al sedentarismo. A su vez, genera frustración, aburrimiento y estrés, que pueden evolucionar a un estado anímico depresivo, el cual fomentará aún más el sedentarismo. Así formamos un proceso que se retroalimenta en una  espiral muy negativa y difícil de evadir.
  • Genéticas: se especula con cierta predisposición al sobrepeso en algunas razas: Labrador, Golden Retriever, Teckel, Caniche, Carlino, Pekinés, Beagle, Basset Hound, etc. No obstante, los datos son confusos, ya que la inmensa mayoría de perros no son estandarizables en razas puras.
  • Endocrinas: trastornos del tiroides, algunos síndromes, como el Síndrome de Cushing, y la castración, derivan en una situación hormonal que puede favorecer el incremento de peso.
IDENTIFICAR PERROS CON SOBREPESO Y SIGNOS DE LA OBESIDAD CANINA.
  • Presenta un aspecto más grande lo habitual en él y otros perros parecidos.
  • Palpando no se pueden diferenciar las costillas por el exceso de grasa acumulada sobre ellas.
  • Dificultad para moverse, reducción del juego, ahogos y cansancio cada vez más frecuente.
  • Es visible la acumulación de grasa en el área lumbar y base de la cola, sobre todo cuando está sentado.
  • El abdomen es tan ancho como el pecho. El ancho del torso del perro por debajo de la caja torácica (tras las costillas) y por encima de las caderas (unión de las patas al cuerpo) debe presentar una depresión. De no ser así, presentará mayor peso del óptimo. Digamos que los perros tienen "cinturita".
CONSECUENCIAS.
La obesidad canina es un problema muy serio, ya que afecta a la salud general de nuestro perro y supone una reducción de la calidad y duración (2 años de media) de su vida. Podemos concretar ciertas áreas:
  • Problemas respiratorios: la grasa acumulada en abdomen y tórax reduce la capacidad pulmonar, y la "papada" puede provocar presión y ahogamiento de la tráquea. Derivará en problemas respiratorios, insuficiencia respiratoria y ahogamientos. Ello conlleva una reducción del ejercicio físico y aumento del sedentarismo, lo que agravará aún más la situación del perro con sobrepeso.
  • Anomalías cardíacas: el corazón se verá forzado a impulsar la sangre a un cuerpo más grande, teniendo que incrementar su ritmo y presión. También existirá un incremento de colesterol y triglicéridos en sangre, con el consecuente aumento de tensión. Igual que con la respiración, estos problemas aumentarán el sedentarismo por dificultades en el ejercicio.
  • Reducción de movilidad y deterioro locomotor: el sistema locomotor tendrá que soportar y mover un peso mayor del ideal para su correcto funcionamiento. Esta presión extra conlleva procesos degenerativos de las articulaciones, siendo frecuente la aparición de artritis y artrosis. Además, el exceso de peso aumenta el riesgo de hernias discales.
  • La obesidad canina puede generar resistencia a la insulina, por lo que es un factor de riesgo para la Diabetes millitus (tipo II).
  • En perros con sobrepeso abundan ciertos tipos de células en el tejido adiposo que fomentan la proliferación celular, un factor de riesgo para el crecimiento de tumores y cánceres.
  • El sistema digestivo también sufre, asociándose con mayor frecuencia de gastritis, estreñimiento y necrosis hepáticas.
  • Se produce una supresión inmunológica, disminuyendo las defensa frente a infecciones y enfermedades.
  • Aumenta el riesgo de las intervenciones quirúrgicas (dificultad al anestesiar).
  • Puede provocar problemas de fertilidad, desajustes de los ciclos reproductivos y el cierre del canal del parto, lo que provoca habitualmente la muerte de los cachorros al nacer.
  • Trastornos cutáneos y problemas visuales, consecuencias directas de la obesidad canina e indirectas desde otras anomalías causadas por ésta, como el caso de la ceguera asociada a la diabetes.
Como podemos comprobar, la obesidad canina no es un tema sin importancia y, lamentablemente, es un problema cada día más frecuente. Por suerte, como ha pasado con la obesidad humana, existe cada vez mayor concienciación de las consecuencias de los perros con sobrepeso y de la necesidad de una adecuada alimentación.

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lunes, 8 de junio de 2015

Mala limpieza dental en perros: enfermedad periodontal.

UNA MALA LIMPIEZA DENTAL EN PERROS PUEDE CONDUCIR A LA ENFERMEDAD PERIODONTAL, UN PROBLEMA CRÓNICO QUE PUEDE COSTARLE LA SALUD A NUESTRA MASCOTA. CONOCE SUS CAUSAS Y PROCESO, SIGNOS Y PREDISPOSICIONES, PARA COMPRENDER EL POR QUÉ ES TAN ESENCIAL UNA CORRECTA LIMPIEZA DE DIENTES EN PERROS Y SABER CÓMO PREVENIR Y TRATAR SUS CONSECUENCIAS.

Mala limpieza dental en perros: enfermedad periodontal.
"... la limpieza dental en perros es  algo esencial..."
CAUSAS Y PROCESO.
Una mala limpieza dental en perros puede ocasionar un problema muy serio: la enfermedad periodontal. Una inadecuada limpieza de dientes en tu perro deriva en la formación de la placa bacteriana: acumulación de bacterias, células muertas, partículas de alimentos y saliva, adherida al esmalte del diente. Su proceso de formación básica es de 48h. Con el tiempo, los minerales transportados por la saliva, van sedimentándose sobre esta placa bacteriana, que ha ido penetrando y desmineralizando el diente, tornándolo rugoso, eliminando el esmalte e incrustándose en la pieza dental. Todos estos minerales liberados se aglomeran a la placa bacteriana para formar depósitos de sarro dental. Estos crecen, cubren el diente y llegan a las encías, empujando y retrayendo su borde, pasando incluso a la raíz de la dentadura. Al principio sólo genera una inflamación leve, pero con el tiempo la inflamación se agrava, el diente se deteriora, se forman cálculos dentales, las encías se infectan y se puede llegar a comprometer la raíz del diente y caerse el mismo. Destaca que es un proceso crónico y muy doloroso para el animal.

CONSECUENCIAS.
  • Las causas directas son pérdida de dientes, infección de encías, dificultad para masticar y tragar, disminución de apetito y reducción de ingesta de agua y alimento (por el dolor).
  • Puede derivar a problemas del corazón, pulmones, hígado y riñones, a medida que la infección de las encías se extiende por la garganta y a través sistema circulatorio.
  • Por otro lado, la pérdida de apetito o ingesta reducida, tanto de alimento como de agua, llevan a pérdidas de peso, una pobre condición física y deshidratación.
  • Con la pérdida de dientes la lengua cae fuera de la boca, provocando falta de humectación y lesiones, que a su vez agravan el resto de problemas en la boca y garganta.
SIGNOS.
Los signos más frecuentes son:
  • Mal aliento o halitosis.
  • Gingivitis, sangrado de encías, que están enrojecidas y con edemas.
  • Cambio de color del esmalte a un tono amarillento o pardo oscuro.
  • Dificultad para masticar.
  • Pus en encías y dientes.
  • No quiere beber agua fría.
  • Pierde el interés por jugar con la boca.
  • Salivación excesiva.
  • Pérdida de dientes.
GRUPOS DE RIESGO Y PREDISPOSICIÓN.
Más del 80-85% de los perros, en algún momento de su vida, tiene algún problema de acumulación de placa bacteriana y sarro, presentando en la mayoría de casos una evolución hasta la enfermedad periodontal. Habitualmente se da entorno a los 6-8 años.
Las razas pequeña (Yorkshire, Maltés, etc.), que tienen mandíbulas pequeñas pero dentaduras muy grandes, tienen mucha predisposición a la acumulación de placa bacteriana y sarro, observándose frecuentes casos de enfermedad periodontal prematura a los 2-3 años. Razas braquicefálicas (Pugs, Bulldogs, Boxers, etc.), que presentan un hocico corto, el cual dificultad una correcta limpieza dental, son particularmente vulnerables también. Razas con hocicos largos tienen facilidades para la limpieza natural de sus dientes y son el grupo con menor riesgo.
Por supuesto, una deficiente limpieza dental en perros es predisposición y causa de esta enfermedad crónica.

PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO.
  • Ofrecer una alimentación seca, correctamente balanceada, cuya croqueta fomente la fricción con los dientes, lo cual eliminará la placa bacteriana del esmalte. Esto es, alimentar al perro con un pienso duro y poco húmedo, reduciendo además la cantidad de comida húmeda que se le administra.
  • Administrar frecuentemente snacks, galletas, complementos alimenticios, huesos y astas, que sirvan de cepillos de dientes para perros a través de su masticación.
  • Ciertos juguetes están diseñados también para ayudar a eliminar la concentración de placa bacteriana de los dientes, como algunos tipos de mordedores o huesos de juguete.
  • El cepillado de dientes con cepillo y pasta de dientes especial para perros, al menos una vez a la semana, reduce notablemente el riesgo de la enfermedad periodontal. Si es más frecuente, incluso diario, mejor aún.
  • Si existe ya cierto daño y el sarro está incrustado en el diente (iniciado el proceso de desmineralización del diente) será necesario acudir al veterinario para que lo elimine con un instrumental especial, siendo ya un tratamiento y no una prevención. Llegados a este punto el problema ya es crónico y con cualquier altibajo en la limpieza de dientes del perro, reaparecerá el sarro incrustado. Por ello, es mejor prevenir aplicando los puntos anteriores.
  • En caso de infección de encías, lavados bucales con enjuagues bucales muy diluidos ayudarán a combatir la infección, además del tratamiento que nos administre el veterinario: normalmente unas pastas antibióticas indicadas para estos casos.
En resumidas cuentas, la limpieza dental en perros es  algo esencial si queremos que nuestra mascota conserve la mejor salud posible, pues la boca es para los caninos algo vital, siendo su principal órgano para interactuar con el mundo (junto a la nariz).

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martes, 2 de junio de 2015

Coprofagia en perros (II): consecuencias, prevención y tratamiento

LA COPROFAGIA EN PERROS ES UNA CONDUCTA PROBLEMA CON POSIBLES CONSECUENCIAS GRAVES, PERO EXISTEN UNA SERIE DE RECOMENDACIONES QUE AYUDAN A PREVENIR Y TRATAR ESTA SITUACIÓN, TANTO A NIVEL FISIOLÓGICO-NUTRICIONAL, COMO PSICO-ETOLÓGICO.

Coprofagia en perros (II): consecuencias, prevención y tratamiento
Las causas pueden ser fisiológicas-nutricionales
o psico-etológicas.
En "Coprofagia enperros (I): ¿por qué mi perro se come sus heces?” vimos las causas y tipos de coprofagia en perros. Ahora abordaremos cuáles son sus consecuencias, cómo prevenir su aparición y, una vez establecida, como solucionarla, sea de tipo psico-etológico o fisiológico-nutricional.
Empezaremos con las consecuencias más frecuentes, pero no por ello menos graves:

  • Ingesta de parásitos internos incluidos en las heces, que se multiplicarán en nuestra  mascota. Más preocupante en los casos en que las heces fuesen de otros perros o animales salvajes.
  • En el caso de las heces de gatos, que es bastante habitual, hay que tener mucho cuidado con la Toxoplasmosis, enfermedad infecciosa causada por un protozoo que se puede encontrar en las deposiciones de los gatos.
  • Las heces que llevan tiempo expuestas a la intemperie pueden contaminarse con larvas de moscas y otros insectos, por hongos, bacterias, etc.
  • Las heces son un medio de transmisión de varias enfermedades víricas graves, entre otras, la frecuente Parvovirosis o la Hepatitis vírica.
La prevención, como comentamos ya en la anterior parte, es complicada, sobre todo a nivel conductual. Una ventaja es que es básicamente lo mismo que el tratamiento. Así pues, las recomendaciones para prevenir y tratar son:

  • Fisiológico-nutricionales:
    • Ofrecer una dieta rica en todos los nutrientes esenciales y bien equilibrada. Normalmente, los alimentos categorizados como holísticos o balanceados suelen ser los que mejor cumplen con las necesidades de nuestro perro.
    • Existe una amplia gama de complementos nutricionales para perros que pueden servir de apoyo a la dieta.
    • Aunque los perros tengan una alimentación fundamentalmente basada en proteína, tienen necesidades de cierta cantidad de fibra para un correcto funcionamiento del tracto digestivo. Asegúrate de que su alimentación le aporta la cantidad necesaria y en las formas adecuadas.
    • Existen algunos tratamientos químicos, como los tiernizadores de carne, que buscan dar solución a posibles problemas a los que se asocia la coprofagia, como pueden ser alteraciones de la flora intestinal, de la absorción de nutrientes, etc. Son numerosos y su uso debe ser consecuente a una consulta veterinaria.
  • Psico-etológica:
    • Conseguir bienestar psicológico: lo primero de todo es cumplir con las necesidades fisiológicas y mentales de nuestro perro. Darle suficiente actividad física y estimulación mental. También deberemos fortalecer el vínculo, jugar con él, estar con él. Cosas tan sencillas como dormir la siesta juntos pueden ayudar a que nuestra mascota se sienta feliz y querida, algo imprescindible en los perros.
    • Aversión al sabor: impregnar las heces con sustancias picantes o ácidas. Cuando las huelan o prueben, el sabor los espantará y, con repeticiones constantes del proceso, conseguiremos que asocie el mal sabor a las heces, lo que extinguirá su ingesta. Se podría considerar un castigo o aversivo, pero proviene de la propia hez, por lo que no romperá nuestro vínculo y éticamente hablando podríamos hacer una excepción, sobre todo para aquellas personas que no controlan bien el adiestramiento.
    • Castigos: nosotros nunca aconsejaremos los castigos, por ética y por eficacia, ya que suelen causar más problemas de los que solucionan. El castigo deberá utilizarse como último recurso, si bien consideramos que si llegamos a este extremo es porque no se han usado bien otros métodos.
    • Ignorar: ignorar la conducta y no prestar atención al perro cuando ingiera las heces. Aunque sea mejor que castigar, su eficacia es relativa y menor que el reforzamiento positivo.
    • Reforzamiento positivo: cuando vaya a comerse las heces, deberemos pedirle hacer algo, como sentarse, tumbarse o distraerlo sin más con algo. En el momento en que haga una acción que no sea la ingesta, le premiaremos. De este modo, poco a poco, iremos extinguiendo la conducta de comer heces a favor de otras conductas.
    • Eliminar excesos conductuales: cuando recojamos las heces, le veamos comerlas o cualquier conducta asociada al problema, independientemente del método que estemos usando, debemos estar tranquilo, ser prácticos y no emocionales. El perro debe entrar en una dinámica de estímulos y respuestas, eliminando toda posibilidad de estar reforzando con nuestras emociones o atención las conductas que deseamos eliminar. Tranquilidad y frialdad, como una máquina (sólo en estos momento, el resto del día, tenemos que ser lo más cariñosos posibles).
Aunque nos de mucho asco, es un problema cuya solución pasa por nuestros actos. Un poco de esfuerzo por nuestra parte conseguirá eliminar la conducta y no tendremos que volver a ver tan desagradable escena. Esperemos que os sirva esta pequeña guía. Y, como siempre, vivid con vuestro perro con amor, respeto y compenetración.

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lunes, 1 de junio de 2015

Coprofagia en perros (I): ¿por qué mi perro se come sus heces?

"¿POR QUÉ MI PERRO SE COME SUS HECES?” ES UNA PREGUNTA COMÚN Y LA COPROFAGIA EN PERROS ES UN PROBLEMA ALGO FRECUENTE. SUS CAUSAS PUEDEN SER FISIOLÓGICAS-NUTRICIONALES O PSICO-ETOLÓGICAS, ENGLOBANDO A SU VEZ DIFERENTES CAUSAS CONCRETAS.

Coprofagia en perros (I): ¿por qué mi perro se come sus heces?
Las consecuencias de la coprofagia en perros
son nefastas, por lo que debe evitarse cuanto antes.
No son pocas las ocasiones en la que adiestradores y veterinarios reciben la pregunta "¿por qué mi perro se come sus heces?” y, en la mayoría de ellas, la respuesta es complicada, ya que las causas de la antropofagia en perros son muy variadas y difíciles de establecer en cada caso. En términos generales, la coprofagia en perros puede dividirse en dos grupos en función de cómo aparezcan:
  • Fisiológica o nutricional: cuando se debe a alteraciones fisiológicas, médicas o por faltas nutricionales. Causas principales:
    • Problemas en el sistema digestivo: diferentes dolencias y alteraciones del sistema digestivo y sus órganos puede llevar a déficits nutricionales, siendo las heces una fuente de nutrientes para suplir tal carencia. No obstante, en estos casos suele aparecer también diarrea y otros signos de enfermedad.
    • Deficiencias alimenticias: si el perro come un alimento no balanceado adecuadamente o en una cantidad insuficiente, tenderá a suplir sus insatisfechas necesidades nutricionales con alimentos que encuentre, siendo las heces una fuente de bastantes nutrientes.
    • Alteraciones intestinales: algunos postulan que los perros intentan solucionar sus alteraciones intestinales a través de la ingesta de heces, ya que parece que pueden regular la flora intestinal y aporta gran cantidad de fibra en algunos casos.
  • Psico-etológicas: si aparece el problema a raíz del aprendizaje directo o vicario (imitación) o por deficiencias de atenciones por parte de los humanos. Causas principales:
    • Necesidad de atención: perros con poca interacción y vínculo con sus cuidadores pueden estar comiendo heces porque se les atiende cuando lo hacen, siendo un refuerzo para el animal.
    • Cuidados maternales: las hembras, cuando tienen cachorritos, ingieren las heces como instinto para mantener la "madriguera” limpia, por higiene y por los depredadores, y cuando lame a las crías en el ano les estimula la defecación (algo necesario en esta etapa) y conlleva la ingesta de las deposiciones. Este caso sería una coprofagia natural, que debemos respetar aunque sea desagradable.
    • Aprendizaje vicario, social o por imitación: el perro aprende a comer las heces porque ve a otros perros hacerlo, normalmente de su grupo cercano o "manada”, siendo el primer caso el de la madre. Existen teorías de que también puede imitar nuestra conducta de recoger las heces del suelo, sólo que ellos lo hacen con la boca.
    • Refuerzo positivo: algo al comer las heces le resulta reforzante o agradable. Se habla de ciertos sabores y olores que a los perros les agrada, ya que es frecuente la coprofagia de heces de gato y de rumiantes.
    • Miedo al castigo: si castigamos a nuestro perro cuando defeca en ciertos lugares, puede darse una conducta de evitación de dicho castigo a través de la eliminación de las heces (las pruebas del delito). No obstante, muchos psicólogos critican esta hipótesis dada la elevada complejidad que implicaría este "pensamiento”. Muchos anexan este caso a la necesidad de atención: aunque la reacción sea negativa implica un acercamiento del humano al perro.
    • Potenciar el olor: los perros tienden a restregar sus cuerpos en heces para potenciar su olor como método de comunicación olfativa, por lo que comérselas podría ser una extensión de esta conducta.
    • Ansiedad: en estados de ansiedad, un perro puede llegar a realizar las conductas más imprevistas, siendo la coprofagia una de ellas. Por ello, se puede asociar a casos de ansiedad por separación, miedos, fobias, falta de ejercicio, etc.
Por otro lado, podemos dividirla en tres tipos según las heces que ingiera el perro:
  • Auto-coprofagia: se come sus propias heces. Suele asociarse más a causas psico-etológicas.
  • Coprofagia-intraespecífica: se come las heces de otros perros. Suele asociarse más a causas psico-etológicas de tipo Aprendizaje vicario, social o por imitación.
  • Coprofagia-interespecífica: se come las heces de otras especies animales. Suele asociarse más a causas Nutricionales y al Refuerzo positivo.
Hemos visto las causa de la coprofagia en perros y son tan variadas, que es una conducta-problema difícil de prevenir, conociéndose mejor las formas de re-educar y tratar, lo cual es muy importante debido a sus posibles consecuencias. Lo veremos en la siguiente parte: "Coprofagia en perros (II): consecuencias, tratamiento y prevención”.
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